Huesa del Común

HUESA DEL COMÚN EN LA RUTA DEL CID

Por Javier Martínez Diestre

En los últimos tiempos se están poniendo de moda rutas históricas y culturales que tienen un objetivo fundamentalmente turístico, pero que pueden además permitir una cierta “movilización” social y económica. Conviene de todas formas que detrás de una ruta haya verdaderos contenidos que la avalen y la mantengan en el tiempo y que no se conviertan, como está ocurriendo hoy en día con algunas, en flor de un día por la falta de voluntad política y económica.

Quiero contribuir, aunque sea de forma muy limitada, a dar contenido a esa ruta que incluye a Huesa entre uno de sus destinos posibles con una pequeña aportación sobre el lugar que ocupa nuestra villa especialmente en el Cantar de Mio Cid.

Vamos a comenzar insistiendo en que la figura de Rodrigo Díaz, que aparentemente se presenta como contradictoria en nuestro tiempo, está sin embargo bien integrada en el rompecabezas social y militar de la época. No entendemos el absurdo aparente de su apoyo a los musulmanes frente a cristianos y parientes de su propio señor, Fernando I de Castilla. Recordemos que la primera acción armada que se le conoce al futuro Cid será participar en la batalla de Graus o de El Grado junto al rey de la taifa zaragozana, Almuqtadir.

 

Hay que señalar que este tipo de acciones estaban a la orden del día, tanto en el campo cristiano como en el musulmán, y no era raro que, en función de los lazos de vasallaje, unos y otros participaran en las batallas sin tener en cuenta el aspecto religioso. Lo que se imponía eran las relaciones políticas y los criterios económicos. Fernando I de Castilla hostigaba continuamente la frontera occidental de la taifa de Zaragoza, pero cuando preveía la expansión hacia el sur de Sancho IV de Navarra y de Ramiro I de Aragón, entonces no tuvo empacho en apoyar al rey musulmán para evitar que su posición se debilitase ante el empuje de otros reinos cristianos.

Alberto Montaner (1998) señala muy adecuadamente como la batalla a la que nos hemos referido fue considerada una victoria musulmana en la obra Siray Almuluk o Lámpara de los Reyes, escrita por Atturtushí, quien afirma que el propio rey Ramiro I murió en la misma. No parece que unas y otras fuentes den gran importancia a la participación en la batalla de Mio Cid. Tampoco tiene visos de autenticidad la supuesta conquista de Zaragoza en 1067 por Sancho de Castilla ni la participación de Rodrigo Díaz de forma destacada en la misma como indicó en su día Menéndez Pidal.

Será el destierro de Castilla y el exilio en Zaragoza (1081), puesto al servicio de los reyes de la taifa el inicio de la fama del personaje, forzado a convertirse en un personaje de “frontera” que tendrá que buscar su lugar en el complicado mapa político de la zona.

Dos son las campañas que Rodrigo realizó en su alianza con la taifa de Zaragoza: la primera en 1082 que le llevará a combatir junto a Almutamán contra su hermano Mundir. La campaña estaba destinada a reforzar la frontera este y levantar el sitio de la plaza de Almenar (el conde Berenguer Ramón II de Barcelona luchaba junto a Mundir y fue hecho prisionero). La segunda campaña será la de Morella, también contra Mundir, estará dirigida hacia la confluencia de las provincias actuales de Teruel y Castellón. Allí recibirá el Cid la orden de reforzar la fortaleza de “Alokab” (Olocau del Rey), en cuyas cercanías derrotó a Sancho Ramírez y a Mundir.

Pieza en el Museo de  Zaragoza

Posteriormente, Rodrigo Díaz volvería a realizar una incursión en tierras aragonesas en dirección a Valencia para apoyar al rey Alqadir. Parece que pasó por Calamocha y se dirigió hacia Murviedro (Sagunto). En su segundo destierro (1089) sus campañas lo fueron ya a título personal. Será entonces cuando el Cid consiguió una de sus victorias más resonantes, la del pinar de Tévar, frente a Berenguer Ramón II quien tuvo que cederle la zona de Denia. De aquí arrancará su intervención en levante y la conquista de Valencia.

Este resumen histórico nos permite comprender las grandes diferencias entre las fuentes y el Cantar que es una verdadera novela épica que cuenta y magnifica las hazañas de los cristianos en la frontera, en la extremadura aragonesa.

Hasta aquí, nada podemos decir de Huesa, porque ninguna fuente nombra la villa, el “hisn” musulmán entonces. Pudo efectivamente pasar en su camino hacia levante o tener “en parias” a toda la zona, pero tendremos que recurrir al poema para poder encontrar el nombre de la villa por primera vez.

Ha habido que demostrar, como señaló Ubieto, que el parecido entre Huesca y Huesa hizo creer en un problema de transcripción, pero lo cierto es que las distancias hacen imposible que el autor se refiriera a Huesca. La cita de Huesa es clara en el verso 952:

Entonces se mudó el Cid al puerto de Alucant,/dent corre mio Cid a Huesa e Montalbán;/en aquessa corrida diez días ovieron a morar.

(Entonces se trasladó mio Cid al puerto de Alucant,/ desde allí atacó mio Cid a Huesa y a Montalbán,/ en aquella correría diez días tuvieron que emplear).

La polémica de los investigadores sobre la situación de Tévar, que algunos como Ubieto sitúan e Tovar o Povar a unos 25 km al este de Montalbán y otros como Montaner en las cercanías de Monroyo, parece resuelta a favor del segundo puesto que es cierto que, si estuviera tan cerca de Huesa y Montalbán, no haría falta levantar el campamento para atacarlas.

Detalle de cántaro de Huesa, en el Museo de Zaragoza


 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

También hay dudas razonables sobre la referencia a Huesa en el verso 940 que algunos autores consideran cita de Huesca:

Ya va el mandado por las tierras todas,/ pesando va a los de Monçón e a los de Huesca;/ porque dan parias plaze a los de Saragoça,/ de mio Cid Ruy Díaz que non temíen ninguna fonta.

(Ya va esa noticia por las tierras todas,/ les está pesando a los de Monzón y a los de Huesca;/ porque pagan tributos, complace a los de Zaragoza,/ pues de mio Cid Ruy Díaz no temían ninguna deshonra).

De nuevo Ubieto y Corral han tratado de, basándose en la gran distancia que hay entre Tévar y Huesca y Monzón, demostrar que el error de copia haría sustituir a Huesca y Monzón por Huesa del Común y Monforte de Moyuela, aunque, como señala Montaner, aquí no se dice que el Cid atacara estas localidades, sino que las noticias de las correrías del mismo por Alcañiz les producía a estas poblaciones un temor creciente.

 

 

Se complica de todas formas el tema cuando Pascual Martínez propone sustituir Alcañiz por Alcaine (Arcaine), que está a poca distancia de estas localidades.

Nos queda pues solamente recordar, para finalizar el artículo, que no existe constancia alguna del paso del personaje histórico del Cid por nuestra localidad; que el autor del Cantar menciona a Huesa, lugar que seguramente conocería personalmente así como sus alrededores; que Huesa tenía indudablemente importancia como cabeza del río Aguas Vivas (Al-bayar), así como Montalbán la tendría como cabeza y fortaleza del río Martín. Todo ello concuerda con la influencia de Huesa en su Común, posible herencia del dominio político de Hisn Warsa (la Huesa musulmana) en su comarca.

Bibliografía

- MONTANER FRUTOS, Alberto: "Cantar de mio Cid". Ed. Crítica. Barcelona, 1993
- MONTANER FRUTOS, Alberto: "El Cid en Aragón". Ed. CAI. Zaragoza, 1998.
- FLETCHER, Richard: "El Cid". Nerea. Madrid, 1989
- UBIETO ARTETA, Antonio: "El “Cantar de Mio Cid” y algunos problemas históricos". Anubar. Valencia, 1973.

Museo de la cerámica Popular en L'Ametlla de Mar

Publicado en "Huesa del Común, vida e historia" número especial de la revista Ossa, editada por la Asocación Cultural Castillo de Peñaflor de Huesa del Común. (2004). D.L. Z-2055/95.

Para conocer otros lugares de la ruta del Cid, en: www.caminodelcid.org