El pasado 28 de septiembre tuvo lugar en Huesa del Común una jornada especial, aprovechando el fin de semana de San Miguel. Estaban anunciadas varias actividades laicas y religiosas.
Una de las más diferentes fue la excursión que partió de Huesa hacia Rudilla para hacer senderismo y ver in situ los vestigios de la guerra civil que aún se pueden visitar en Rudilla y parte de Monforte (en pleno frente de Aragón durante la guerra entre el verano de 1936 y marzo de 1938), y algo más en la inmediata retaguardia, en lomas estratégicas de Huesa del Común.
A las 8 y media de la mañana se congregaron numerosos excursionistas en Huesa, y en un momento se distribuyeron en varios automóviles para subir a Rudilla en coche. A las nueve, más de 30 personas entre adultos y niños comenzaron la andada en el cruce de la carretera próximo a Rudilla hacia Piedrahita.
Comenzamos visitando las trincheras próximas a Rudilla y los dos nidos de ametralladores construidos o reforzados en el invierno de 1938 por el Ejército Popular de la Segunda República, encarando la carretera que iba directa a las líneas Nacionales, hacia el puerto de Fonfría.
Allí los soldados de aquellos batallones que iban a ser masacrados en la gigantesca ofensiva de marzo de 1938 dejaron inscripciones, poniendo nombre a aquellos fosos, más valiosos que las propias trincheras, donde aquellos animosos idealistas harían frente con medios de la primera guerra mundial a la maquinaria militar de la segunda que se estaba concentrando tras la sierra por parte de los Nacionales y sus tropas moras, los italianos fascistas de la CTV y la legión Cóndor nazi.
“Los camaradas del 583 Batallón de … de ametralladoras ¿24? Seción ¿31 ...quina? Brigada. Para … … la muerte”, junto a algunos nombres “Juan Muñoz, Narciso Legua, Juan Simón”, dice una. "1938 Jos" figura en un fragmento que alguien ha roto.
“Mes de febrero de año 1938. 9-2-38 Parapeto la Metralla, del 583 batallón, 146 brigada”, figura en otra.
Recorrimos aquellas relativas planicies entre lomas, auténtico pedregal con poco suelo, hacia el cabezo del Cuervo (límite común entre Rudilla -ahora T.M. de Huesa-, Piedrahita y Monforte), la peña del Cuervo o el Corneruelo (cima que se eleva ya por encima de 1330 metros de altitud, límites entre Piedrahita -ahora T.M. de Loscos- y Monforte), un mirador que controlaba el posible paso por el valle del río Nogueta, que baja desde Piedrahita a Mezquita de Loscos, la primera de las cuales quedó también en tierra de nadie, en el centro de la sierra. La posición militar sobre este valle ha sido recientemente acondicionada y ambientada con sacos terreros (por la comarca de Cuencas Mineras).
Desde ahí, los adultos y la numerosa chiquillería emprendió el camino de vuelta por la vertiente del monte que no encaraba el frente, y donde se encontraban diferentes estructuras de piedra y huecos que posiblemente eran las instalaciones dedicadas a intendencia, santa Bárbara o similares utilidades. Rodeamos Rudilla por sus alturas para salir al peirón de la virgen del Rosario en la carretera de Huesa y enlazar con el camino antiguo de Huesa a Rudilla, el cual apenas se cruza con la carretera actual en algún punto.
La compañía era genial, el clima acompañaba no haciendo ni frío ni calor, se podía hablar largamente con amigos de unos y otros temas, donde las desgracias y lecciones de la guerra estuvieron bien presentes. El paisaje de monte bajo y hermosas encinas entre corrales de ganado aún bastante en pie (más que los de Huesa o Blesa por ejemplo) añadía un gozo extra a la excursión.
El Ayuntamiento de Huesa (Gerónimo Gracia como alcalde, y Cristina, dirigían en persona esta excursión e incluso la habían señalizado unos días antes por si acaso) habían preparado a mitad de camino un pequeño y estupendo almuerzo a base de bocadillo de jamón serrano y agua, que comimos a esas horas con fruición. Almorzamos junto a la balsa de Camachas (o balsa de la tejería), que estaba totalmente seca, pues hace mucho que no llueve.
A partir de ahí, bastantes de los niños bajaron a Huesa en coche, pues quedaba la parte del regreso que sería mayormente por carretera.
Pero aún entramos a ver en los cabezos cercanos alguno de los que, a pesar de su baja cota, controlaban el paso por la carretera de Rudilla (Km. 15) y el cercano entronque con la carretera a Monforte, además del nacimiento del valle del Marineta y su molino de Anadón, por donde algunos civiles escapaban durante la noche de la zona republicana, ocupada por los anarquistas, hacia la zona nacional, en una arriesgada y dramática andada con poca luz que les podía costar la vida.
En Huesa aún pudimos continuar las reflexiones y compartir detalles de los paisajes visitados con personas mayores que no habían venido a la excursión pedestre, ya que hubiese sido dura para ellos. Mujeres que de niñas habían cruzado de Allueva a Rudilla y de ahí a Huesa repetidamente por caminos, cruzando con miedo aquellas trincheras, donde la fantasía infantil les representaba las vívidas imágenes de los numerosos muertos allí mismo enterrados o apenas enterrados en mitad de la carnicería que desatamos unos españoles contra otros.
Todo mueve a la reflexión en estos tiempos en que hay quienes parecen estar hartos de la prosperidad y la libertad, de vivir bien o con salud y añoran los tiempos sin vacunas o los de animadversión, la confrontación con el vecino o el río revuelto donde algunos políticos, especuladores o empresarios creen que vivirían mejor.
Comida y baile
Por la tarde en Huesa se celebró una comida (organizada con un catering), con 120 comensales en el patín del antiguo ayuntamiento. Estaba ambientado con cuatro novedosos cuadros los ganadores del concurso de pintura rápida de la comarca de Cuencas Mineras, que este año se celebró en Huesa del Común el pasado 17 de agosto de 2019 [Estas fueron las bases]. Los cuatro son excelentes.
Por la tarde, hubo sesión de baile en la plaza.
Texto y fotos: F.J.Lozano A.